Lizzie




 Te vi bajo la luna de abril, como quien tropieza con la belleza en una calle vacía. Tu nombre: un susurro gentil que el viento no quiso borrar.

Lizeth, estrella en mi cielo gris, mi mañana tibia cuando el mundo apenas respira. Te vi partir y con tus pasos partieron las estaciones.

Tus ojos— mares sin fin. Yo, barquito sin ancla, naufragué con gusto, como quien se rinde no por debilidad, sino por querer quedarse.

Tu risa, esa música sin pentagrama, todavía toca la madera de mis días más quietos.

Lizzie, mi única fe, mi fuego sin temor, mi nombre escrito en el muro suave del corazón que no pide testigos para arder.

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