La Leyenda de Ryo y Kitsune
En las brumas del alba, un samurái cansado, con su katana afilada y su alma agotada, regresó a su aldea, su hogar añorado, donde el viento susurra historias olvidadas.
A su lado, un mapache fiel y astuto, con ojos vivaces y pelaje de noche, le seguía en silencio, sin un lamento, con la lealtad que solo un amigo conoce
El pueblo dormía, ajeno al peligro, pero el samurái sabía lo que acechaba, una sombra oscura, un enemigo sigiloso, que amenazaba la paz que tanto anhelaba.
El mapache miró a su amo con ojos brillantes, y en su mirada, el guerrero encontró coraje, desenvainó su katana, corazón palpitante, y se preparó para enfrentar el desafío salvaje.
Los árboles susurraron palabras de aliento, mientras la hoja de acero cortaba el aire, el samurái luchó con destreza y fervor, su mapache a su lado, sin un solo desaire.
La batalla fue feroz, pero la luz prevaleció, el enemigo cayó, vencido y derrotado, el samurái, exhausto pero lleno de honor, agradeció a su fiel compañero, su aliado.
Así, en la aldea tranquila, bajo la luna serena, el guerrero y su mapache descansaron, la katana volvió a su vaina, la paz regresó, y juntos, en silencio, su camino continuaron.
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